Perdonar es divino y...disculpar?

Todos tenemos cosas que esconder, cosas de las que nos avergonzamos, pecados que, a veces, no se borran de nuestra mente por más que se quieran dejar de lado.

Errar es humano y nadie es perfecto, sólo Dios. Pero al hacernos a su semejanza por qué tenemos que cometer tantos errores? Es por la hipótesis del fruto prohibido? Y qué hubiese sido de nosotros si ninguno de los dos primeros habitantes de la tierra hubiesen comido esa manzana pecaminosa, acaso… Seríamos perfectos? Viviríamos de verdad en el Edén?

Todos tenemos culpas que un día vamos a rendir ante el Todopoderoso, pero qué hay de esas culpas que son imborrables y que le hacen daño a tus cercanos y que a pesar de todo el daño que causaste, continúas registrando no sólo en tu mente, sino en tu diario vivir?

A veces me pregunto si alguna vez podré “disculpar” a mi padre. Se supone que no lo amo, sólo lo quiero, eso es lo que me repito todos los días, pero en realidad hay veces que me hace odiarlo con todo mi ser y desear que estuviera lejos o que ya no esté más.

Todos dicen que cuando no esté me arrepentiré de un día haberle deseado la muerte, pero cuando tienes una madre como la mía, es casi imposible explicarte el hecho de que el engaño, no sólo fue, sino que sigue latente.

Hay veces en que él se ve arrepentido, pero si es así por qué no pedir disculpas? Por qué no admitir errores? Por orgullo? Que acaso no se da cuenta de que hiere lo que hace y que está destruyendo la familia que tanto tiempo le costó constituir?

Y el respeto? Acaso no es una de las bases principales con las que se forma el núcleo familiar? Y qué respeto puedes entregar a un hombre que, a pesar de tener una esposa linda, amable y que le da todo lo que él pide le da la espalda y se revuelca con la primera mujer que encuentra a su paso.

Es posible “disculpar” a un hombre como ese? Sí, es mi padre, ya vieron por qué lo odio tanto?